Casco Antiguo de Almuñécar

Son once empinadas cuestas, Clavelicos, Higueras de Clavelicos, Marínez Rodas y Oberlan, Sta. Isabel, Horno Nuevo, Virgen de la Antigua, Cuesta del Castillo, Cobertizo, los Párvulos, Escalones de Cerrajeros y Cuesta del Carmen, las que partiendo de la zona baja dentro de la periferia de la que fue ciudad amurallada musulmana-cristiana, nos adentran en un laberinto de sombreadas y floridas calles, que guardan y exponen a la vez el encanto y misterios de sus vivencias, dentro del soporte base de la historia que homologa a esta ciudad antigua como necesario bastión de defensa y comercio dentro del Mediterráneo.

Su buen contenido armónico de callejuelas esquinadas, sumamente pendientes a cortas y más suaves según distancias, mil veces blanqueadas, lo que permitió que detrás de las manos de cal, se escondan los restos de piedras y muros de la antecedente historia romana y aún más, la primera ciudad fenicia de toda la península ibérica. Dichas calles tradicionalmente convertidas en vergel natural, entre plantas y macetas, con verdor variopinto y con olores y flores, donde el geranio, y el rosal son sus máximos exponentes, cuidadosamente ornamentadas en sus tiestos de barro o arcilla, sin olvidar la fragancia natural de estas plantas y el galán de noche. Hoy, aún existen ricos exponentes de sociedad y costumbres, que fácilmente el visitante puede percibir gracias a lo acogedor y amabilidad de sus gentes, sintonizadas con sus importantes monumentos entre los que destacamos el Castillo de San Miguel, el Museo Arqueológico “Cueva de Siete Palacios”, restos de murallas, zona de la que fue importantísima alfarería adjunta a la Factoría de Salazón de Pescado, Bóvedas Romanas en la Plaza Martín Recuerda, sus innumerables balcones panorámicos, los restos de las cuevas romanas habitadas hasta 1960, el célebre Pozo de la Calle Nueva, con su ornamentación floral tradicional, el Pilar de la Calle Real y los restos de los arcos de la iglesia y la fachada de estilo renacentista del Convento de los Mínimos.

Balcones floreados, de forja y madera vieja, encanto andaluz y tropical, fiestas populares y entornos de plazoletas típicas, como la Plaza de los Higuitos o la Plaza de la Rosa, andar por sus calles y detenerse a apreciar su contenido, son la mejor tarjeta de presentación e invitación.

Ruta Histórica de Almuñécar

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